Una mañana de agosto de 2006, el distrito limeño de San Isidro fue escenario de un crimen que conmocionó al país: la empresaria Myriam Fefer fue hallada sin vida en su domicilio. Lo que parecía un hecho aislado pronto se convirtió en uno de los casos policiales más mediáticos del Perú. Eva y Ariel Bracamonte, los hijos de la víctima, se vieron envueltos en una compleja investigación que, durante años, mantuvo a la opinión pública en vilo.

Tras un largo proceso judicial, Eva Bracamonte fue condenada por el asesinato de su madre. Sin embargo, en mayo de 2017, la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema anuló el veredicto y confirmó su absolución del delito de parricidio. Esta decisión marcó un giro inesperado en el caso Myriam Fefer, liberando a Eva tanto de prisión como del estigma legal.

A pesar de esta resolución, el caso dejó huellas profundas en ambos hermanos, quienes continuaron sus vidas lejos del foco mediático, cada uno con su propio proceso de reconstrucción.

Luego de la tormenta mediática y judicial, Ariel Bracamonte decidió empezar de nuevo. Se mudó a Estados Unidos, donde vivió un episodio complicado relacionado con su expareja Lloyd Villarubia. Aunque este suceso también lo llevó a enfrentar al sistema judicial, Ariel decidió transformar su vida en una historia de superación personal.

Actualmente, Ariel Bracamonte vive en Denver, Colorado, y se desempeña como nutricionista y entrenador personal. Desde allí, comparte contenidos enfocados en el bienestar físico y emocional, promoviendo hábitos saludables a través de sus redes sociales.

Junto a su pareja Ryan James, Ariel fundó Strong Lift Nutrition, un proyecto enfocado en la nutrición y el fitness que busca inspirar a otras personas a mejorar su calidad de vida. La iniciativa no solo refleja su pasión por el bienestar, sino también su deseo de dejar atrás un pasado doloroso y construir un futuro más prometedor.

Lejos de los titulares de antaño, Ariel Bracamonte hoy se muestra como una figura resiliente y comprometida con su crecimiento personal. A través de sus redes sociales, promueve mensajes de salud y motivación, proyectando una imagen distinta a la que el público conoció años atrás. La historia de Ariel, marcada por el drama familiar, hoy da paso a una narrativa de reinvención y esperanza.