¿Por qué babear al dormir significa algo bueno para tu salud?
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¿Babeas al dormir? Para muchos, este comportamiento al momento del descanso es causa de vergüenza, incluso no suelen aceptarlo por el temor a las burlas; sin embargo, hacerlo mientras duermes es algo positivo y hoy te lo vamos a demostrar.
Como sabemos, el sueño tiene varias fases de duración y es algo esencial para que puedas recuperar energía y estés recargado para empezar tu día. Hacerlo de forma incorrecta o no conciliarlo correctamente, provocará que despiertes desganado y malestares generales.
Según el portal La Bioguia, durante la fase del REM, el cuerpo entra en sueño profundo, provocando que se lleve un descanso reparador. Estás relajado por completo, ello provoca que tu boca se abra y termines babeando la almohada.
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¿Por qué es positivo babear al dormir?
El portal también indica que babear al dormir significa que estás descansando como se debe, además de respirar de la forma correcta y así no sufrir de apnea del sueño o un trastorno que interrumpe la respiración.
¿Por qué no babeas al dormir?
Si en caso se produce todo lo contrario, puede indicar que tus horas de sueño no se están llevando correctamente, y por ello tus neuronas no se recuperan del todo, por ello sueles levantarte cansado e incluso sientes que no dormiste nada.
¿Cuál es la mejor postura para dormir?
Aunque parece muy evidente, no está mal recordar que la postura para dormir mejor durante la noche es aquella que nos hace sentir más cómodos. Cuando nos vamos a la cama, queremos estar relajados y sin tensiones, así que de manera inconsciente buscaremos la postura que se adapte a estas necesidades.
Hay muchas maneras de colocarse para dormir (casi tantas como personas en el mundo) pero por regla general las más comunes son: boca arriba, boca abajo, del lado izquierdo y del lado derecho. Además de la posición del tronco, colocamos de diferente manera las piernas y brazos. Así, algunas personas duermen con ambas piernas encogidas, otras estiran las dos o encogen solo una. Los brazos también pueden variar su posición según la persona, caer a los lados o adquirir diferentes posiciones dependiendo, por ejemplo, de la forma de colocar la almohada.