Mujer es enterrada en ataúd de plomo por alta radiactividad: el caso que desconcierta a la ciencia
Únete al canal de Whatsapp de WapaAunque parezca sacado de una película de ciencia ficción, sucedió de verdad: el cuerpo de una de las científicas más importantes del mundo fue sepultado en un ataúd especial, revestido de plomo, por los niveles de radiactividad que aún emitía. Esta es la historia de Marie Curie, la mujer que brilló literalmente incluso después de muerta.

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La brillante mente que no conocía límites… ni los peligros de su descubrimiento
Marie Curie, nacida en 1867, fue una pionera de la ciencia moderna. Fue la primera persona y hasta hoy la única mujer en recibir dos premios Nobel en disciplinas distintas: Física y Química. Su trabajo junto a su esposo Pierre Curie condujo al descubrimiento del polonio y el radio, elementos altamente radiactivos que revolucionaron la medicina, la física y la comprensión de la materia.
Pero en aquel entonces, los riesgos de la exposición prolongada a la radiación eran desconocidos. Mientras la pareja realizaba experimentos, transportaban tubos de radio en sus bolsillos, dormían cerca de materiales radiactivos y observaban con fascinación cómo la radiación quemaba la piel. Incluso, según escribió Marie en su biografía de Pierre, él “exponía voluntariamente su brazo al radio para estudiar sus efectos”.
La ciencia que le dio gloria también la condenó
Después de décadas de exposición continua, Marie Curie desarrolló anemia aplásica, una enfermedad en la médula ósea asociada a la radiactividad. Murió en 1934, sin saber con certeza que su propia investigación le estaba quitando la vida.

Pero la historia no termina ahí. Décadas después de su muerte, su cuerpo seguía siendo radiactivo. En 1995, cuando el gobierno francés decidió trasladar sus restos al Panteón de París el mausoleo reservado para los héroes nacionales, los científicos descubrieron que su ataúd no era de madera, como se creía, sino que estaba revestido internamente con 2,5 mm de plomo.

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Objetos personales imposibles de tocar… incluso hoy
La radiactividad de Curie no solo quedó en su cuerpo. Sus pertenencias personales, como su ropa, sus apuntes de laboratorio, muebles y hasta su libro de cocina, siguen siendo peligrosamente radiactivos más de 100 años después. Tanto así, que los objetos originales están almacenados en cajas especiales con plomo en la Biblioteca Nacional de Francia, en París.
Quienes quieran consultarlos deben usar ropa protectora, firmar una exoneración legal y limitar el tiempo de exposición.
Un legado brillante… pero con cicatrices invisibles
Hoy, Marie Curie es celebrada como la madre de la física moderna, una mujer que rompió barreras y transformó la historia de la ciencia. Pero su historia también es un recordatorio de los peligros de avanzar en lo desconocido sin comprender del todo las consecuencias.
El radio-226, el isótopo presente en sus materiales, tiene una vida media de 1.600 años, lo que significa que sus objetos personales seguirán siendo radiactivos por más de un milenio. Y en cierto modo, seguirán contando su historia mucho después de que todos nosotros hayamos desaparecido.