Niña de 12 años reportada como desaparecida tras dejar su casa por discusión familiar, es hallada sin vida

La noche del 8 de diciembre, un hecho conmocionó al asentamiento humano Los Lúcumos, en Pachacámac, ubicado en el distrito de Villa María del Triunfo. En una vivienda de la zona, fue encontrado el cuerpo sin vida de una niña de 12 años, envuelto en frazadas y alfombras. Gerson Alexander Juárez Tapia, un hombre de 26 años, fue identificado como el principal sospechoso de este crimen.

Todo comenzó la tarde del sábado 7 de diciembre, cuando la niña, tras discutir con su madre, salió de casa y no regresó. Preocupados por su desaparición, sus familiares acudieron esa misma tarde a la comisaría de José Gálvez para reportarla, mientras la incertidumbre y la desesperación se intensificaban con el paso de las horas. ¿Dónde estaba?

En la madrugada del domingo 8 de diciembre, alrededor de las 2:00 a.m., la abuela de la niña recibió una llamada inquietante. Un hombre afirmó tener a la menor y aseguró que la dejaría en la comisaría de José Gálvez. Aferrados a una esperanza, los familiares acudieron de inmediato al lugar, pero al llegar no encontraron rastro alguno de la niña.

La inacción de la Policía Nacional del Perú (PNP) se convirtió en el principal motivo de indignación para la familia. Según relató el padre, desde el mediodía del domingo proporcionaron a las autoridades el número telefónico del presunto agresor, pero la respuesta fue tardía. "Nosotros mismos la encontramos por nuestros propios medios", expresó con frustración.

Fue una amiga de la familia quien brindó una herramienta clave: logró rastrear datos del número telefónico del sospechoso, incluyendo su nombre completo y dirección. "Con esos datos llamamos a la Policía, y solo entonces reaccionaron", narró el padre.

Sin esperar más, los familiares continuaron la búsqueda basándose en la ubicación proporcionada por la geolocalización de la llamada. Así llegaron al asentamiento humano Los Lúcumos de Pachacámac. Alrededor de las 8:00 p.m., tras horas de angustia, hallaron el cuerpo sin vida de la niña, envuelto y oculto bajo una cama. En el lugar también estaba Gerson Alexander Juárez Tapia, señalado como el principal culpable.

Inicialmente, Juárez Tapia intentó negar su responsabilidad, alegando que era un vigilante de la zona y que solo había encontrado el cadáver. Sin embargo, bajo la presión de los familiares, vecinos y la Policía, terminó confesando: "Sí, la maté, ya". Aunque admitió el crimen, persistieron dudas sobre la posible participación de otras personas.

El hallazgo desató una ola de rabia e indignación. Vecinos y familiares, consumidos por la ira, atacaron a Juárez Tapia, quien sufrió graves lesiones y tuvo que ser trasladado a un hospital para recibir atención médica.