La escalofriante confesión de Joshua Huamán: los oscuros detalles sobre el asesinato de la enfermera Kimberlit Tapia

El trágico asesinato de Kimberlit Tapia, una joven enfermera de 28 años, ha conmocionado a todo el país. Su pareja, Joshua Huamán, confesó haberle quitado la vida el mismo día que cumplían un mes de relación. En esta escalofriante confesión, Huamán reveló detalles de cómo planeó y ejecutó el crimen en una casa de campo en Cieneguilla, donde los restos de la víctima fueron hallados.

Según declaraciones del general PNP Marco Conde, jefe de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), Joshua Huamán fue acorralado por las evidencias presentadas por los investigadores, lo que lo llevó a admitir su culpabilidad. En su testimonio, Huamán explicó que había planeado todo de manera meticulosa para acabar con la vida de Kimberlit Tapia. "Se trató de un feminicidio puro", mencionó el oficial, apodando al asesino como "El Monstruo de Cieneguilla".

En su declaración, Huamán relató cómo convenció a la joven para pasar un fin de semana en una casa de campo en Cieneguilla, aprovechándose de la confianza que ella había depositado en él. Según sus palabras: "Noté en ella su fragilidad, y, por eso, la convencí de pasar un fin de semana en una casa de campo... como ella notaba que yo estaba enamorado, aceptó rápido".

Durante la confesión, Huamán describió sentirse dominado por pensamientos oscuros. "Juro que el diablo se me metía en la cabeza, se me aparecía dando órdenes. No pude controlarme y tuve que hacerlo", confesó el feminicida, según informó Infobae.

El jefe de la Dirincri confirmó que Joshua Huamán actuó solo en este horrendo crimen. Las pruebas realizadas en el inmueble donde ocurrió el asesinato, ubicado en el condominio Las Bahías en Cieneguilla, así lo demostraron. Las pruebas de luminol realizadas por la PNP encontraron rastros de sangre en diferentes áreas del inmueble, como el dormitorio, baño y escalera. La pareja ingresó al hospedaje el 7 de septiembre, y las cámaras de seguridad confirmaron que Huamán salió del lugar al día siguiente, dejando atrás un rastro de horror.

El feminicida había premeditado cada paso. Llevaba consigo un arma blanca, productos de limpieza como lejía y esponjas, con la intención de borrar cualquier evidencia después de cometer el crimen. Su plan macabro incluía degollar a la víctima y luego limpiar el lugar para eliminar todo rastro de sangre. “El crimen lo cometió él solo”, confirmó el oficial de la PNP.

La crueldad del crimen no terminó con el asesinato. Joshua Huamán descuartizó el cuerpo de Kimberlit Tapia, intentando deshacerse de los restos en los alrededores de la casa de campo. Su intento de quemar los restos fue fallido, lo que finalmente llevó al hallazgo del cadáver. Fue un vecino de la zona quien, el 17 de septiembre, descubrió los restos y alertó a las autoridades, lo que permitió el inicio de las investigaciones.

Este brutal feminicidio ha dejado una profunda huella en la sociedad peruana. La confesión de Joshua Huamán ha desvelado la frialdad y el cálculo detrás del crimen, provocando una ola de indignación. Kimberlit Tapia, una joven con un futuro prometedor en el ámbito de la salud, se suma a la larga lista de mujeres víctimas de la violencia de género en el Perú.

Las autoridades continúan investigando el caso para asegurar que se haga justicia por la vida arrebatada de manera tan cruel. Este trágico suceso vuelve a poner en el centro del debate la urgente necesidad de tomar medidas más efectivas para proteger a las mujeres en el país y frenar la escalada de feminicidios.