Polar vs fibra sintética: Ingeniera de la UNI revela qué abriga más en este CRUDO INVIERNO
Con la llegada del invierno y la bajada de temperaturas, mantenerse abrigado se convierte en una prioridad diaria. Los abrigos se vuelven indispensables, no solo por su calidez, sino también por su capacidad para protegernos de las condiciones climáticas adversas. Elegir el abrigo adecuado es, por tanto, una decisión crucial para garantizar confort y protección durante los meses más fríos del año.
Hay diferentes tipos de materiales para abrigos, como las fibras naturales (alpaca, lana, vicuña, algodón, lino y seda) y las sintéticas (polar, poliéster). En esta nota, te explicamos cuál recomienda usar Carmen Uribe Valenzuela, directora del Departamento Académico de Ingeniería Textil de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), entrevistada por Andina.
¿Polar o fibra sintética?
La especialista en ingeniería textil, Carmen Uribe Valenzuela, sugiere a la población utilizar abrigos hechos de fibras naturales, ya que estos mantienen mejor el calor y ofrecen un alto grado de protección contra el frío.
Según las investigaciones de Uribe, las fibras sintéticas también abrigan y protegen contra el frío, pero “producen una sensación de sofocación porque no tienen la capacidad de adaptarse a la temperatura del cuerpo y del ambiente”, a diferencia de las fibras naturales.
Los textiles naturales provienen de fibras animales, como las de ovejas, alpacas, llamas, gusanos de seda, y de fibras vegetales, como el algodón y el lino. Estas fibras, además de regular la temperatura corporal, tienen una mayor durabilidad y no se deforman después de varios lavados, lo que prolonga su vida útil, ayuda a la economía del usuario y reduce el impacto ambiental.
Un ejemplo claro es el uso de las frazadas tigre, que pueden durar aproximadamente 10 años o más sin perder color ni desgastar su textura.
“Si hablamos específicamente de la alpaca, esta tiene la particularidad de ser una fibra hueca, es decir, tiene una médula que le permite abrigar sin causar sofocación y adaptarse a la temperatura del cuerpo. Aunque la prenda parezca delgada, su capacidad calorífica es altísima”, explicó Carmen Uribe.