Élite contaminante: ¿Por qué es responsable del impacto climático?

El cambio climático es un gran reto para la humanidad, ello porque requiere un trabajo conjunto y coordinado ente todos los países. Este peligro inminente genera otras problemáticas como el aumento de gases de efecto invernadero y el calentamiento global. Es por ello que, profesor de turismo de la Universidad de Linnaeus, Stefan Gössling, empezó a buscar junto a su equipo las pruebas de cuánto volaban las celebridades más ricas del mundo.

La respuesta de su estudio fue sorprendente, y es que trató de descubrir los niveles de consumo individual de los megarricos producto de su estilo de vida. Entre sus investigaciones se encontraba Bill Gates, uno de los defensores del medio ambiente más destacados del mundo. Durante el año 2017 realizó un total de 59 vuelos, lo que significaba una distancia de alrededor de 343.500 km. Según los cálculos de Gössling, el reconocido fundador de Microsoft generó más de 1.600 toneladas de gases de efecto invernadero, lo que equivalía a las emisiones anuales promedio de Estados Unidos.

Este descubrimiento llegó a la par del movimiento liderado por Greta Thunberg, quien enfatizó la responsabilidad personal en el movimiento ambiental. Es ahí donde volar se convirtió en un símbolo de esta nueva responsabilidad en contra del consumo intensivo de carbono.

"Cuanto mayor sea su huella de carbono, mayor será su deber moral", publicó Thunberg en The Guardian en 2019.

El consumo personal se ha convertido en un debate trillado, ello porque aún persiste la cuestión sobre si las acciones personales o cambios sistemáticos de gobierno y corporaciones influyen en el cambio climático.

Al respecto, Lewis Akenji, director gerente de Hot or Cool Institute,  comentó que "los estilos de vida no existen en el vacío, los estilos de vida están moldeados por el contexto", por ello, se trataría de una falsa dicotomía.

No obstante, si bien las personas viven dentro de sistemas políticos y económicos distintos, al tocar el tema del cambio climático no se puede dejar de lado los estilos de vida de los más ricos en las sociedades. Aún más por el poder que tienen y lo contaminantes que llegan a ser. "Las personas ricas marcan el tono de consumo al que todos aspiran. Ahí es donde están los efectos tóxicos", comenta la profesora emérita de ciencias y políticas ambientales en la Universidad de Clark en Estados Unidos, Halina Szejnwald Brown.

Por ello, al tener en cuenta la aviación, Gössling afirma que tan pronto como vuelas perteneces a una élite mundial. Cabe resaltar que, más del 90% de  las personas nunca han volado y solo el 1% de la población mundial es responsable del 50% de las emisiones de los vuelos.

Según el resultado de la investigación, las huellas de carbono de la sociedad más rica amenaza la capacidad del mundo para evitar un cambio climático catastrófico. Esto se demuestra en un informe realizado el 2020 de Oxfam y el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, donde afirman que el 10% más rico del mundo generó la mitad de las emisiones globales en el año 2015. Además, solo el 1% es responsable del 15% de las emisiones, cuando el 50% de los más pobres del mundo solo fueron responsables del 7%. Al final de todo, el sector más golpeado por los impactos climáticos generados por la contaminación son los que menos recursos tienen.

"No le están dejando campo al 50% más pobre que necesitan aumentar sus emisiones para realmente satisfacer sus necesidades", comenta Emily Ghosh, científica del personal del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo.

En este sector contaminante no solo se encuentran las celebridades, también se une el rubro empresarial. El factor que los une es el uso constante de vuelos, el cual ya fue demostrado que afecta considerablemente al planeta. No solo eso. estas aspiraciones van de la mano con los lujos y estilos de vida que pasan por encima del contenido de carbono que se genera, incluso, se podría decir que ingresar a este sector de la sociedad significa promover aún más el cambio climático.

Otro de los aspectos donde la élite mundial impacta negativamente es el uso de carros al estilo SUV, los cuales son usados para transportar a los presidentes, líderes empresariales, celebridades e incluso a familias de clase media. Estos SUV representan el 42% de las ventas mundiales de automóviles en 2019, pero también fue el único sector que registró un aumento de emisiones en lo que fue el 2020.

Por otro lado, aunque no lo parezca, los grandes hogares también son un foco de consumo. Por ello, la científica de sostenibilidad de la Universidad de Lund, Kimberly Nicholas,  y sus coautores señalaron que estos hogares tienen un papel importante en el cambio climático. Esto se refleja en que casi el 11% de las emisiones de la vivienda provienen del 1% de quienes poseen muchas casas y grandes.

Para referirse a este sector de la población mundial, el autor de "Carbon Inequality: The Role of the Richest in Climate Change", Dario Kenner, acuñó el término de "élite contaminante". Es así como describirían a las personas que invierten mucho en combustibles fósiles y tienen un alto imparto climático por su estilo de vida.

Un cambio fundamental en Suecia fue la implementación del flygskam o " vergüenza de vuelo", el cual fue inspirado por el activismo de Thunberg. Su implementación ayudó a las personas a preguntarse cuánto deberían volar por lo perjudicial que es para el medio ambiente. Esta iniciativa se relacione con la caída del 4% de la cantidad de personas que vuelan desde el 2018, una baja poco común en un momento donde se esperaba el aumento considerable de los viajes.

Otro aspecto importante fue la reducción drástica de los viajes de de negocios producto de la pandemia, puesto que el encierro demostró que las videollamadas pueden reemplazar las reuniones en persona. La propia llegada del COVID-19 generó que las personas empiecen a cambiar sus estilos de vida, lo que conlleva a un punto a favor de las mejoras en el cambio climático.

No obstante, estos cambios son graduales y lentos a comparación de lo necesario para combatir los cambios que afectan al planeta. Newell sostiene que los impuestos específicos para los vuelos o el consumo excesivo de carne podría ayudar a cambiar rápidamente los comportamientos de las personas y así emitir mejores cantidades de carbono.

Uno de los ejemplos propuestos es el impuesto a los viajeros frecuentes, este dinero podría invertirse en implementar un sistema público más barato e incluso gratuito. También propone un "impuesto a las mansiones", el cual podría enfocarse para ayudar a reducir los niveles de pobreza energética.

Una idea aún más radical es la asignación del carbono personal (PCA), donde los individuos tendrán una cantidad de carbono fija y negociable para gastar. Es decir, si la gente quiere emitir más, puede comprarle a otro sus asignaciones no deseadas. No obstante, en el año 2018, el gobierno de Reino Unido concluyó que sería demasiado caro y difícil de administrar. Además, era poco probable de que sea aceptado en la sociedad.

Otra propuesta que está ganando popularidad es la "selección de opciones" (choice editing en inglés), donde los gobiernos restringen la entrada de productos intensivos de carbono. Este método de deshacer los comportamientos insostenibles es utilizado en Reino Unido, donde se por motivos de seguridad pública se prohíbe el uso de armas o automóviles sin cinturón de seguridad.

"Deshacer los comportamientos insostenibles es mucho más difícil que evitar que los productos insostenibles lleguen al mercado",  concluyó  Newell.

Las opciones para combatir estos comportamientos que afectan al plantea genera diversas posturas entre los mandatarios del mundo, aún más por el temor a que sean políticamente tóxicas para los votantes o desagradables para los ricos. Es importante mencionar que, los sectores económicos acomodados son los que más influyen en los gobiernos por las cuantiosas donaciones que les ofrecen. "Existe este otro futuro, este futuro alternativo, que se niega a diario", insiste kenner.

Dentro de las reflexiones se concluye que es muy difícil apuntar hacia el comportamiento de los consumidores, aún más di esta infraestructura no está disponible. "Hay mucho que hacer para construir una sociedad más sostenible y va más allá de la mera reducción de jets privados y yates de lujo", menciona Ghosh.

Por otro lado, hay países que están haciendo grandes cambios para poder frenar el cambio climático. Un ejemplo claro es el gobierno galés, ello porque han suspendido la construcción de nuevas carreteras para cumplir con los objetivos de emisiones. Países Bajos también propuso reducir el número de ganado al 30% para reducir la contaminación, mientras que en Reino Unido iniciaron con la construcción de viviendas energéticamente eficientes.

"La gente trata de marcar su lugar en la sociedad distinguiéndose de los que están por debajo de ellos", señala Brown. Además, añade que la publicidad para el impulso del consumo insostenible ayuda a que se construya toda la industria bajo esta inseguridad.

Durante el año 2021 también hubieron diversas iniciativas como en Ámsterdam, donde el país prohibió los anuncios de productos intensivos en emisiones, incluidos los SUV y los vuelos baratos de corto recorrido.

A pesar de estos cambios, Akenji comenta que el ritmo sigue siendo muy lento y el mundo se está quedando sin tiempo, por ello, los gobiernos necesitan reformar su infraestructura y poner en el centro de la política la sostenibilidad. Los ricos y su papel de influir en las normas sociales también pueden ayudar a cambiar la narrativa de acción en los cambios climáticos, de este modo se generaría una ayuda conjunta que mejoraría el bienestar y cohesión social.

"Creo que todos deberíamos convertirnos en activistas políticos de una forma u otra", agrega. "Lo que vamos a hacer es ir tras nuestros gobiernos de manera deliberada y decisiva y pedirles que cumplan con sus compromisos".