Empresario reveló que sus hijos contrataron a sicario para matarlo

El pasado 19 de julio, a las 5:30 de la mañana, Mauricio Guzmán, un comerciante de 51 años, fue víctima de un atentado cuando un sicario le disparó en la cabeza en el Mercado Hermanos Carrera, ubicado en Concepción, región del Biobío, Chile. Aunque sobrevivió al ataque, la peor revelación aún estaba por llegar: quienes planearon su muerte eran nada menos que sus propios hijos.

Mientras Mauricio se dirigía a su local comercial, fue abordado por un presunto sicario colombiano identificado como Brayan Monsalve, quien le disparó con la intención de matarlo. Según información proporcionada por Meganoticias, los hijos del comerciante, de entre 18 y 25 años, ofrecieron al sicario la suma de 3 millones de pesos para ejecutar el crimen. Sin embargo, tras fallar en el intento, solo la mitad del pago fue entregado al delincuente

Dos meses después del ataque, Mauricio descubrió una verdad devastadora: sus propios hijos, Luciano, Maximiliano y Mauricio Guzmán Cuevas, fueron quienes contrataron al sicario para asesinarlo. La confesión del criminal reveló este macabro plan, lo que dejó al comerciante profundamente afectado. "Hubiese preferido morir antes que enterarme de algo tan horroroso", declaró Guzmán, visiblemente impactado por la traición de su propia sangre.

César, un amigo cercano de Mauricio, relató al matinal de Chilevisión cómo lo encontró en un estado de profunda depresión tras recibir el alta médica. “Cuando fui a visitarlo, esperaba darle ánimos, pero él me dijo: ‘Mejor me hubiera muerto para no haber sabido’ lo que realmente pasó. Para él, saber quiénes atentaron contra su vida fue más doloroso que el propio ataque”, contó César.

El fiscal Matías Arellano, encargado del caso, señaló que los tres hermanos estarían motivados por intereses económicos. Al parecer, el comerciante no permitía que sus hijos trabajaran en los locales comerciales ni les otorgaba dinero, lo que habría desatado el plan criminal. Los tres jóvenes ahora enfrentan prisión preventiva y están siendo procesados por los delitos de homicidio calificado en carácter frustrado y parricidio frustrado.

A pesar de haber planeado el asesinato de su padre, los hijos de Mauricio visitaban regularmente el hospital donde él se recuperaba, intentando desviar cualquier sospecha. Según Erica Guzmán, hermana de la víctima, sus sobrinos intentaron aparentar preocupación por la salud de su padre, mientras ocultaban su terrible implicación en el atentado.

Este caso, marcado por la traición y el dolor, sigue en investigación mientras la justicia chilena busca esclarecer todos los detalles de este impactante crimen.