¿Por qué NO debes FELICITAR a las MUJERES el 8 de marzo?

En este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, pero antes de considerar la idea de regalar flores o felicitar a las mujeres que nos rodean, colectivos feministas y activistas han hecho un llamado a abstenerse de hacerlo.

Aquí en WAPA, te explicamos las razones por las cuales no se debería felicitar a las mujeres en este día para entender mejor su importante significado en toda su historia de lucha.

Aunque muchas personas pueden pensar que este día es una oportunidad para celebrar a las mujeres con gestos como besos, flores o mensajes en redes sociales, ya sea por su belleza, ternura, valentía, maternidad, o cualquier otro motivo, la realidad es que esta fecha no se trata de celebrarlas ni festejarlas.

El 8 de marzo no es una jornada de celebración, sino más bien un día para conmemorar y rendir homenaje a la lucha de miles de mujeres a lo largo de la historia, quienes han alzado la voz contra problemas como la violencia de género, los feminicidios y han luchado por hacer valer los derechos humanos de todas las mujeres y por poner fin a las desigualdades entre géneros.

Esto se debe a que las mujeres continúan siendo víctimas de la trata de personas, los feminicidios, y enfrentan desigualdades tanto salariales como sociales.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la primera conmemoración del Día de la Mujer tuvo lugar el 28 de febrero de 1909, cuando el Partido Socialista de América decidió recordar, a través de una huelga, a las 140 mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles en Nueva York, quienes perdieron la vida en un incendio ocurrido en las instalaciones.

Este suceso atrajo la atención internacional hacia los derechos de las mujeres de la clase obrera, en busca de igualdad, justicia, paz y desarrollo. En consecuencia, esta fecha fue adoptada por las Naciones Unidas en 1975 y proclamada por la Asamblea General en 1977.

El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en las manifestaciones de mujeres en Europa a principios del siglo XX, donde exigían el derecho al voto, mejores condiciones laborales y la igualdad con sus colegas masculinos.