“No había oleaje ni vientos”, afirman veleristas profesionales
Únete al canal de Whatsapp de WapaLo ocurrido el pasado 15 es irreversible, claro está. Más de diez veleros navegaban frente al mar del Callao, precisamente cuando lamentablemente sucedió el derrame de petróleo en el mar de Grau, en una fecha válida del torneo con miras al ránking nacional de vela. Debían recorrer un área de 40 kilómetros, que abarcaba hasta Ancón. Los profesionales iniciaron a hacer maniobras para poder ganar velocidad, pero la competencia no se concretaba por una razón fundamental para este deporte: no había vientos.
Uno de estos experimentados veleristas es Alec Hughes, según informa El Comercio. Experimentado en el mar peruano y sus particularidades, y deportista destacado en varias disciplinas acuáticas, es autor del libro “Atando cabos: Los contactos entre Perú y la Polinesia mediante la navegación a vela”. En aquel día, intentando ganar una mejor escala en el ránking, Hughes dirigió su embarcación en dirección a la costa y, sin planificarlo, se situó entre la línea costera y el punto exacto donde el buque Mare Doricum descargaba el hidrocarburo hacia La Pampilla.
En determinado momento, entre las 3 y las 5 de la tarde, sintió un estruendo, que provenía del buque. “Fue un sonido metálico, casi como un estallido, y dos minutos después hubo otro”, recuerda. Vio a su alrededor, y la situación no hacía presagiar nada extraño. “El mar estaba plano, no había oleaje, no había vientos, ninguna condición particular”, relata al citado diario.
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Al transcurrir casi una semana del derrame de 6 mil barriles de petróleo en el mar de Ventanilla que ha provocado un irreparable daño medioambiental sin precedentes, se observó que la nave se encuentra con impedimento de zarpe y permanece a unas millas en la que ocurrió el derrame de crudo.
Según recoge El Comercio, el profesional de la vela, poco después de las 5:30 p.m., vio que algunos de los competidores empezaron a replegarse y a alejarse de la zona, no por una situación anómala, sino todo lo contrario: aún no había vientos. Luego de varios minutos, el evento fue oficialmente suspendido.
Coincidentemente en ese lapso, Repsol emitió su primer reporte sobre un derrame de petróleo en el mar. Por otro lado, y sin que este incidente en el buque aún se hiciera público, desde Paracas llegaban algunos reportes sobre la salida del mar a consecuencia de un oleaje anómalo. Unas horas antes, un volcán submarino cerca de Tonga había erupcionado.
Casi todos los veleristas se retiraron, pero Hughes y su grupo permanecieron en los alrededores. Ello se confirma con una imagen que corrobora haber sido tomada a las 6:14 p.m. a unos 300 metros del buque: allí se ve el remolcador, dos de las boyas y un mar calmo, sin olas.
Al menos 6 mil barriles de petróleo se vertieron al mar frente a Ventanilla. Mientras se realizan trabajos de limpieza en la zona costera, en el mar se han colocado barreras para tratar de evitar que el crudo se desplace mucho más lejos.
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La empresa Repsol emitió otro comunicado en el que insiste en que el “súbito y extraordinario oleaje anómalo producido por la erupción volcánica en Tonga” fue la causa del derrame. Pero tanto Alec Hughes, como el resto de veleristas profesionales, refutan esta versión y aseguran, en calidad de testigos directos, aseveran que aquella tarde no hubo ninguna condición alarmante en el mar. De hecho, aquel fatídico día el Pacific Tsunami Warning Center (PTWC), la fuente a la que recurren hombres de mar en todo el mundo, no había alertado de ningún peligro para el Perú.
Con información de El Comercio.