Padre sirio crea juego para que su hija no sufra crisis nerviosa ante la detonación de bombas

Debido a los constantes bombardeos en Siria, muchas personas han tenido que abandonar sus hogares con la tristeza en sus corazones al ver como su gente es asesinada sin piedad alguna. Esta masacre que es tildada por la ONU como: “la mayor historia de terror humanitario del siglo XXI” ya ha cobrado la vida de más de 20 000 menores de edad y muchos de los que sobreviven arrastran secuelas irreversibles. Esto ha desatado la desesperación de un padre, quien se ha visto en la obligación de trabajar en el estado emocional de su pequeña niña para alejarla de la terrible realidad que se vive en su país.

Abdullah es padre de la pequeña Salwa, una niña de solo cuatro años. Él ha conseguido que su hija no se asuste con las constantes detonaciones que se escuchan desde su casa. Por ello, se ha inventado el juego “¿Avión o bomba?” para hacerle creer a su pequeña que todo lo que sucede es un juego. Una táctica con la que ha conseguido que el miedo de su niña se convierta en risas.

En una edición turca del diario The Independent, este padre ha explicado que los bombardeos, además de las muertes y caos que provocan, “estropean la psicología de los niños”. Ante ello, este juego le vino a la mente poco después de que unas bombas cayeran muy cerca de su casa en Serakib y la pequeña sufriera una crisis nerviosa.

Abdullah ha tenido que explicarle a su hija que los ruidos provienen de pistolas de juguete. “Busqué soluciones para hacer de estos bombardeos una fuente de felicidad y no de miedo para la niña. Le enseñé que eso no daba miedo y que debía reírse”, detalla este ingenioso padre.

El vídeo de padre e hija jugando a “¿Avión o bomba?” no ha tardado en viralizarse en Redes Sociales y recibir todo tipo de elogios para Adbullah, que lo hace todo para que su niña sea feliz. La grabación tipo selfie también ha recordado a la película La vida es bella, de Roberto Benigni, en la que un padre se inventa una fantasía para proteger a su hijo en un campo de concentración nazi.

La realidad que se vive fuera de la vivienda familiar poco tiene de graciosa y divertida. En el noroeste de Siria reina la violencia indiscriminada. Se calcula que unos 20.000 menores de edad han muerto a consecuencia de esta guerra y muchos de los que sobreviven arrastran secuelas irreversibles.